... ella se llama Neres, siempre le costo tomar decisiones, reconoce a la perfección esa sensación que la reconforta y la paraliza. El sabor estoico de la rendición a la espera. "siempre esperando".
Pero algo es distinto bajo esta puerta blanca al final del pasillo largo donde comienzan las escaleras también blancas, algo que no es ella ni su yo escondido la impide continuar, y esa sensación en la boca del estomago como de arañas inquietas, la boca con saliva estancada, los dedos crispados, las rodillas demasiado hacia atrás… "siempre esperando"...
" Me gustaría tener un espejo, una respuesta externa que me situara en el espacio y me mostrara lo que tengo detrás..."
- "Neres, la cena esta hecha...quieres dejar el puzzle de las narices y bajar a la cocina???"...
" Empiezo a cansarme de tus excentricidades...estoy hambriento y mama no me deja tocar el plato hasta que no estemos todos en la mesa. Me importa un pito que dediques horas rehaciendo imágenes mutiladas o que decidas arriesgar tu columna vertebral cada 10 minutos, empiezo a no sorprenderme de tus horarios ridículos, de tus obsesiones olfatoriales e incluso de las tres mil veces que te lavas los dientes al día...sabes? he crecido creyendo que los calcetines no tenían pareja,y que el tono de voz no era algo modulable, pero estoy hasta los cojones de tu perversión con el tiempo y tu necesidad de ser esperada."
...siempre esperando...enmarcada bajo aquella puerta blanca, inmóvil... ¿cuánto hacía desde que había dejado atrás el ultimo escalón de la escalera palaciega, cuánto desde que atravesó el pasillo interminable lleno de puertas laterales???... "voy a entrar"...
si tuviera que mantener mi posición objetiva y distante de narradora tradicional obviaría lo siguiente, pero confío en la evolución de la literatura, así que continuo desde donde me había quedado:
Neres atravesó la puerta y podría decir sin miedo a equivocarme que la mezcla perfecta del miedo de su cara con la brisa de la ventana abierta y el vestido blanco vaporoso la daban una belleza irresistible, una sensualidad a prueba de santidades...he de reconocer mi erección inminente e inevitable a estas alturas de la historia...y no puedo parar de repetirme que esta frase es una puta horterada.
"voy a entrar"...
"voy a entrar"...si me dejas, como en tu sueno... te apartare las ganas para no caer rendidas en los primeros diez minutos y te desnudare a preguntas hasta que solo puedas escaparte negándome el saludo...voy a entrar aunque solo sea para no oír tus reproches de niña caprichosa que cree que la vida es un álbum de fotos a coleccionar en fascículos...voy a entrar porque quedarme a medias supondría no ser fiel ni a mis dudas...y después??? ¿cómo jugamos a encontrarnos en cada esquina compartida? ¿cómo llenamos lo que ya está repleto y con lista de espera?...
...voy descalza, moqueta tupida y acogedora...primer paso y ha merecido la pena, estoy dentro...un aire discreto que me alivia, ventana abierta, podría saltar...juraría que esa cama de tonos modernistas me recuerda a alguien...y el espejo? esperaba un espejo...acabo de descubrir que subí cada peldaño de la escalera interminable en busca de un espejo...ahora, de repente me pesa el vestido... cada hilo microscópico de esta tela sugerente me supone un esfuerzo...acabo de descubrir que subí cada peldaño de la escalera interminable en busca de un espejo...acabo de descubrir que subí cada peldaño de la escalera interminable en busca de un espejo...
el por qué de los escondites estuvo escrito durante mucho tiempo en el tomo tercero de mi enciclopedia de conocimientos generales, ahora que he decidido descargarme de teoría, he de preguntar cual es la manera mas efectiva de resultar convincente y tierna al pedir un café con espuma y una pizca de canela...
yéndote y llamándome a la vez, Neres...¿vas a estar toda la vida achicando el agua de tu bote de piscina mientras te empeñas en suscribirte a regatas de cruceros? ¿intentas salir a flote a la vez que sobrecargas tu proa de mentira con toneladas de tijeras que abren huecos?...
yéndote y llamándome a la vez...canto de sirena contradictorio que va perdiendo fuerza...
pero no me dejas
...pero no me dejas...
pero no me dejas.
Amsterdam 2002. Media correspondencia.